domingo, 18 de noviembre de 2012

Cuando los tanques entraron en la Politécnica.



“¡Psomí, pedía, elefzería! ¡I junda den telíose to evdominda tría!”. Una consigna omnipresente en Atenas: la gente la grita en las manifestaciones, está en pintadas, en carteles y en pancartas. Y más que nunca se ha repetido durante la semana del 12 al 18 de Noviembre, en la que la indignación por la reciente aprobación de las nuevas medidas de austeridad se ha fundido con la conmemoración de uno de los episodios clave para la caída de la dictadura militar. “¡Pan, educación, libertad! ¡La Junta [de los Coroneles] no acabó en el 73!”.

A 39 años de la Revuelta de la Politécnica de Atenas, al marcado carácter reivindicativo de las tres jornadas de homenajes que se celebran tradicionalmente se han sumado numerosas comparaciones entre pasado y presente. La analogía para muchos se ve afianzada por la percepción de falta de legitimidad democrática de un gobierno al que muchos llaman “la Junta”. “Sólo que ahora la dictadura la ejercen los mercados, pero habrá otra Politécnica y les derrotaremos otra vez”, es el sentido que se desprende de muchos de los discursos que llenan estos días el recinto de esta facultad céntrica de Atenas, que aún luce la verja que en aquel entonces fue echada abajo por los tanques.

La gente mayor, sin embargo, es más escéptica. “No es que la sociedad haya olvidado, pero el conocimiento de lo que pasó se fue diluyendo. Para los jóvenes que no habían ni nacido entonces, es más bien algo simbólico, no se hacen a la idea. La revuelta terminó la mañana del domingo, el tercer día… El ejército estaba en todas las calles, y a la gente no le quedó más remedio entonces que meterse en casa. Hubo muchos detenidos y torturados”, explica Rómilos. Aunque estudiaba física, los acontecimientos de Noviembre del 73 le encontraron en la Politécnica como a tantos otros. Al encierro que comenzó el día 15 a partir de una huelga estudiantil comenzó a llegar más y más gente gracias a las emisiones de una radio que construyeron algunos estudiantes de ingeniería eléctrica. “La noticia se difundió muy rápidamente, todo el centro de Atenas empezó a llenarse de gente, y no sólo estudiantes”, rememora. “Hasta las abuelas venían y nos traían tabaco y chocolate”.

La represión comenzó el día 17 al mediodía. “La cosa empezó con disparos ocasionales de la policía. También había al parecer algunos francotiradores, disparando desde las azoteas. Por la tarde empezaron los verdaderos disturbios. En algunas habitaciones se empezaron a prestar primeros auxilios, gracias a los estudiantes de medicina y médicos que vinieron. Sobre las once de la noche llegó el ejército, y a la una de la mañana más o menos arrollaron la puerta con los tanques.” relata Rómilos cerca de la puerta en cuestión. De nada sirvieron los ardientes llamamientos hechos al ejército para que no disparara contra los jóvenes ("soldados, hermanos nuestros"). “Durante toda la noche hubo mucha violencia y no sólo aquí, había resistencia en muchos puntos de Atenas, como por ejemplo en Zografou, donde también había facultades.” Al día siguiente, con el fin forzoso de la revuelta, comenzaron las detenciones y el recuento de los muertos, que aún a día de hoy no es concluyente. La cifra considerada oficial es de 24, aunque según otros informes e investigaciones podría ascender a más de 80. Aquí hay un breve resumen en inglés sobre las identidades de aquéllas 24 personas.





El principio del fin
Sin embargo, ¿por qué la Revuelta de la Politécnica, que fue reprimida con relativa facilidad, es considerada un factor clave para la caída del régimen, que no se produjo hasta el 23 de Julio siguiente? No era la primera vez,  a lo largo del 73, que los estudiantes se movilizaban: en febrero había tenido lugar un sonado encierro en la Facultad de Derecho. Para muchos, lo determinante fue que el régimen se vio obligado a mostrar su “verdadero rostro”, acabando con la ilusión de reforma democrática que había estado tratando de construir a lo largo del último año. El 1 de Junio se había proclamado la República, y un cambio constitucional fue aprobado por referéndum. Asimismo, se habían anunciado elecciones libres para el año siguiente, y más de 300 presos políticos que se encontraban encarcelados obtuvieron una amnistía general. Si este intento de transición, promovido por el gobierno del dictador (ahora Presidente de la República) Papadópulos, y su primer ministro Markezinis, era únicamente un lavado de cara, o si se trataba de un esfuerzo “bienintencionado”, es algo que debaten aún hoy día tanto académicos como políticos. Lo relevante fue que, a raíz de los sucesos de la Politécnica, un sector del ejército, encuadrado en la “línea dura” del Régimen y liderado por el Jefe de la Policía Militar Ioannidis, consideró que era hora de poner fin al aperturismo, derrocando al gobierno de Papadópulos mediante un golpe de estado incruento.

Los claveles rojos cubren la verja deformada por los tanques como símbolo de la sangre derramada.


La conflictividad a la que se enfrentaba la Junta de los Coroneles, en el gobierno desde el golpe de estado del 21 de Abril del 67, no había dejado de crecer. Aunque el régimen nunca había gozado del apoyo de la población, durante los primeros años la paz social se había visto beneficiada por una mejora del nivel de vida (con sólo un 5% de paro y un crecimiento económico del 10% anual). Las luchas intestinas dentro del ejército impidieron sin embargo a los coroneles ofrecer durante mucho tiempo una imagen convincente a la población, que no creyó tampoco en las reformas de Markezinis. Y a partir de Noviembre, diversos avatares fueron complicando la situación para la nueva cúpula dirigida desde la sombra por Ioannidis, hasta que su fallido intento de anexión de Chipre le valiera la deposición el 24 de Julio del 74. Al día siguiente llegaba en avión desde Francia el opositor Konstantinos Karamanlis (tío del posterior primer ministro del mismo nombre), quien sería el encargado de encabezar un nuevo gobierno para llevar a cabo la Metapolítefsi o Transición. Papadópulos y Ioannidis, entre otros, serían juzgados y condenados a cadena perpetua.

Aún hoy, los interrogantes que se abren sobre este periodo histórico y su continuación son muchos más que las certezas. Está claro que los hechos de la Politécnica hicieron aumentar las aspiraciones de libertad y la oposición al Régimen, pero ¿en qué medida? ¿Cuáles fueron las consecuencias de darle la puntilla al gobierno de Papadópulos y Markezinis, aparentemente en la cuerda floja desde que EE.UU. les retirara su apoyo y depositara su confianza en Ioannidis? No por casualidad la manifestación que tiene lugar todos los años el 17 de Noviembre se dirige hasta la embajada de EE.UU.


Claveles sobre la reja de la Politécnica.
El compositor y opositor al régimen Mikis Theodorakis.


 Sea como fuere, la Revuelta de la Politécnica se ha convertido con el paso de los años en un símbolo poderoso, que no sólo las distintas facciones dentro de los movimientos contestatarios hacen suyo. Los jóvenes de hoy, salvando las distancias, se identifican en gran medida con aquellos que se enfrentaron a los tanques en el 73. El enemigo, sin embargo, es mucho más difuso que el de entonces. En cualquier caso, está por ver hasta qué punto han cambiado los tiempos: ¿éste también dejaría caer su máscara en el caso de que llegara a producirse la nueva Revuelta de la Politécnica que piden las consignas?

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