sábado, 21 de junio de 2014

Syriza gana pero no arrasa: un análisis de las elecciones al Parlamento Europeo

Confirmando los presagios, la coalición de Tsipras ha sido la fuerza política más votada en Grecia en las Europeas. Pero con un 26% frente al 22% de Nueva Democracia, la fragmentación del voto hace depender la viabilidad de una enventual toma del poder de un trabajo de acercamiento entre las fuerzas sociales alternativas.

Un hombre intenta reconocer a los diputados de Syriza que están abandonando el Parlamento para unirse a una protesta contra la austeridad el pasado 30 de Marzo./ C. Palma


Por primera, un partido de izquierdas gana unas elecciones en Grecia. Syriza mantiene -sin ampliar- el resultado de las nacionales de 2012, pero es aupado por la caída que experimenta el partido del primer ministro que, junto con El Olivo (la coalición electoral en que se integra el Pasok, su socio de gobierno) pierde un total de 11 puntos. Es por ello que el partido ultraderechista Amanecer Dorado se cuela en tercer lugar con el 9'19%, mientras que el quinto puesto lo ocupa el Partido Comunista (KKE, 7'28%), seguido del recién constituido y mediático To Potami, (6,17%). La participación total es muy difícil de establecer debido a las irregularidades del censo, pero supera en cualquier caso el 60% y con ello la media europea.

Otro factor a tener en cuenta ha sido la discrepancia de los resultados con los de las elecciones regionales y locales (cuya 2º ronda se celebraba el mismo 25 de Mayo), en las que han primado las candidaturas personalistas e independientes. Una de las pocas victorias significativas de Syriza fue en la región del Ática, que concentra a más de un tercio de la población del país. Pero como señalan los analistas, los votantes suelen guiarse por el pragmatismo en las locales y por las preferencias ideológicas en las europeas.

El Ejecutivo griego y los medios de comunicación afines reconocieron la victoria de Syriza, afirmando en cambio que su incapacidad de exceder el 30% que suman los socios ND-Pasok implica un deseo de estabilidad y continuidad por parte de los electores. Como concesión al descontento, el primer ministro Andonis Samarás reformará su gabinete. El Pasok por su parte ha anunciado un congreso para reconstituirse y aglutinar a otros fuerzas exangües de filiación ideológica similar.

Fiel a su campaña, Tsipras se apresuró a pedir la convocatoria de elecciones anticipadas tan pronto como se conocieron los resultados. Y ha manifestado que la papel provisional e interino del actual gobierno lo deslegitima para aprobar cualquier medida importante. Sin embargo, tácitamente se presupone que esas elecciones no tendrían lugar mucho antes de principios del año que viene, antes de la votación del Presidente de la República. Un aplazamiento que conviene tanto a ND, para convencer de la narrativa de la recuperación, como a Syriza, que tiene mucho trabajo pendiente.


La nueva gobernadora del Ática por Syriza, Rena Duru, durante un acto de la campaña electoral./ C. Palma





¿Un gobierno viable?

Y es que, si los actuales resultados se repitiesen en unas nacionales, Syriza obtendría unos 70 diputados. Aún con los 50 escaños que la ley electoral otorga a la formación mas votada (y cuya modificación ya han sugerido varias voces en el gobierno), necesitaría como mínimo 30 más para formar gobierno.

Según Yanis Varufakis, semejante conjunción no es imposible. Para el economista y asiduo analista de la crisis de la deuda, Syriza disfruta de una dinámica poderosa que les puede llevar al gobierno si la manejan bien.“El resultado dependería de las negociaciones con otras fuerzas políticas”, comenta a Diagonal. “Por ejemplo ciertos sectores del Pasok podrían considerar la integración en un gobierno de este tipo, justificando su presencia como contrapeso, o supervisión del “radicalismo” de Syriza”.

Otras fuerzas que eventualmente podrían apoyar a Syriza, como Izquierda Democrática o la coalición Antarsya, no superan sin embargo el umbral del 3%. Entretanto, el KKE llamó expresamente a no apoyar a Syriza, un partido al que consideran reformista, en las segundas vueltas de las elecciones locales. Como socio evental queda por lo tanto To Potami (El Río), un partido constituido en los últimos meses por el periodista televisivo Stavros Theodorakis y que ha cosechado un 6'6% principalmente entre ex votantes del Pasok de zonas urbanas.

En efecto, un análisis del voto nos muestra que, mientras que las áreas rurales se decantan por los partidos convencionales, la población urbana está extremadamente fragmentada. En los barrios de clase alta, Nueva Democracia obtiene una clara victoria, en tanto que en las zonas más desfavorecidos el voto se polariza.

Por lo demás, Syriza encuentra su principal apoyo entre trabajadores del sector público, estudiantes y parados de larga duración, mientras que el sector privado se inclina hacia Nueva Democracia y la extrema derecha. No conviene olvidar que la de Amanecer Dorado, con su medio millón de votos, es una de las victorias más contundentes. Con 6 de sus 18 diputados en la cárcel y a pesar de la campaña de descrédito por parte del Gobierno -temeroso de la fuga de electores-, los autodenominados nacionalsocialistas helenos se han convertido en la tercera fuerza política creciendo hasta el 9'39%.


Alexis Tsipras, durante una reunión en el Parlamento./ C. Palma





Influencia en Europa

Queda por ver cómo repercutirán en Europa los resultados de Syriza. De momento, el partido enviará al Parlamento Europeo a 6 eurodiputados, entre los que se encuentran el héroe nacional Manolis Glezos -luchador de la Resistencia durante la II Guerra Mundial- y Konstantina Kúneva, trabajadora de la limpieza y migrante, que en 2008 fue atacada con ácido debido a su labor sindical.

Sería ingenuo hablar de la victoria de Syriza como un acontecimiento histórico para la izquierda europea, que en general no ha obtenido muy buenos resultados en Europa si exceptuamos el repunte de españa” apunta Varufakis. “[Lo que ocurra a continuación] depende del trabajo que hagan en el Parlamento Europeo, pero una verdadera influencia Syriza solo la tendrá si gana unas elecciones nacionales”.

En efecto, tanto Syriza como fuerzas extranjeras más o menos afines anunciaron los comicios en Grecia como un referéndum sobre la austeridad en el país que más la ha sufrido, que enviaría a la Troika un mensaje incontestable de cambio social. Sin embargo, los resultados no muestran un predominio claro de una opción política concreta. Los partidos contrarios a las medidas de austeridad que superan el umbral del 3% suman un 47%, frente al 36% de quienes la defienden, aunque para ello es preciso incluir a la extrema derecha. Por otra parte, el total de votantes que se decantan por la opción de izquierdas excede en más de 10 puntos a los que apuestan por el signo político contrario, pero únicamente contando en el primer grupo a Pasok y To Potami.

Sin embargo, y aún lejos de suponer un tsunami político, el primer puesto de Syriza supone cuantitativamente un paso adelante con un nada desdeñable valor simbólico. Según señala Varufakis, la candidatura de Tsipras ha sido exitosa en tanto que ha infundido energía y esperanzas y ha mostrado que la izquierda puede constituirse en alternativa a la crisis sin comprometer su radicalismo.

Para el analista, ahora es el turno de la izquierda de convertir la propuesta de Syriza “en una nueva narrativa hegemónica que desafíe a la falta de alternativas del sistema establecido.”

Aquí la noticia en Diagonal.