Dracma 5 Estrellas
pretende unir al más del 40% de los griegos a favor del abandono de
la moneda única bajo el signo de la regeneración nacional.
La convocatoria de un
referéndum sobre la permanencia en el euro y la creación de una
alianza monetaria con los países del sur de Europa están entre los
principales objetivos de Dracma Movimiento Democrático Cinco
Estrellas. El nuevo partido, impulsado por Theodoros Katsanevas,
exdiputado del PASOK y profesor de economía de la Universidad de El
Pireo, pretende aunar votos de la izquierda y la derecha moderadas,
nutriéndose del 42% de griegos que están en contra del euro según
los últimos sondeos de Gallup y Public Issue.
“Nuestro programa para
el Grexit [la salida de Grecia del euro] -explica Giannis
Karamolengos, de la ejecutiva del partido-, parte de una quiebra
controlada, seguida de una vuelta a la divisa nacional, que sería
devaluada, y de una renegociación de la deuda a unos niveles del
50-70%”. Después, se trataría de regenerar la base productiva del
país, manteniendo controlada la inflación. Los resultados, según
el político, consultor de negocios de profesión, se harían esperar
de 4 a 14 meses. “La regeneración se produciría gradualmente, a
la par que el desplazamiento del consumo hacia la producción interna
y la orientación de ésta la exportación. En ese periodo crítico,
habría que atender particularmente a las políticas sociales y a los
más desfavorecidos.”
En efecto, el conocido ya
como Partido del Dracma no pretende emular únicamente el nombre de
la formación de Beppe Grillo. Los objetivos representados por las
cinco estrellas hacen referencia a la regeneración económica
-rechazo al rescate, vuelta al dracma, crecimiento independiente-,
pero también a lo que se denomina “dignidad nacional y justicia
social” o “socialismo patriótico de rostro humano”. La
regeneración, para Karamolengos, debe pasar por una democratización
y descentralización genuinas. “Anteponemos el interés general de
la nación al corporativismo, valorando el esfuerzo colectivo, la
transparencia, la meritocracia y la responsabilidad personal”. El
partido se compromete también a introducir controles para combatir
la corrupción y mecanismos para agilizar el funcionamiento de la
administración y para garantizar la renovación institucional.
A nivel internacional, la
formación propone la salida de la Eurozona y el retorno a sus
respectivas monedas también para Italia, Chipre, España y Portugal.
Estos países son invitados a formar una zona económica autónoma
junto con Grecia, por medio de alianzas comerciales y políticas
comunes en materia económica. Según el programa de Dracma 5
Estrellas los estados se apoyarían unos a otros “en la negociación
de la deuda con los acreedores y la creación de planes de
crecimiento y empleo”. Dirigiéndose a los “hermanos españoles”,
Karamolengos señala: “a partir de la vieja estratagema “divide y
vencerás”, empleada por quienes tienen el poder, debemos aprender
que sólo la unidad nos permitirá vencer y erguirnos. No existe otro
camino”.
Sin embargo, y aún
teniendo en cuenta que hasta las elecciones no se podrá determinar a
ciencia cierta el éxito del partido, Dracma 5 Estrellas ha sido
acogido con cierto escepticismo, a pesar de su carácter
pretendidamente inclusivo. Quienes comparten su rechazo al euro,
desconfían del oportunismo político y sobre todo del pasado
parlamentario del líder Katsanevas, cuya condición de yerno del
exprimer ministro Papandreu no juega precisamente a su favor. Para
otros, ya ha pasado el momento de poner en práctica experimentos de
dudosa viabilidad. Karamolengos, no obstante, defiende la seriedad de
un programa que supone, “la única salida coherente, lógica y
sistemática”, basado en “ideas de economistas de prestigio
internacional, como Paul Krugman, Hans Werner Zinn, Marcello de
Cecco, Zack Sapir o Keneth Rogof. Los demagógicos son quienes
critican sin haberse documentado”, añade “y generalmente son
azuzados por aquellos que temen ver cómo la indignación de la gente
se convierte en una fuerza organizada”.
Proliferación de
formaciones anti-euro
En la misma línea del
partido, y de carácter igualmente minoritario, se encuentra el
Frente Popular Unido, al que pertenece el economista y analista Nikos
Kazakis. También la formación Plan B apoya un retorno al dracma,
centrándose sin embargo en una reforma democrática que pase por el
fin de la financiación a los partidos políticos y la implantación
de sistemas de democracia digital directa.
Pero no sólo en Grecia
los partidos comienzan a poner las miras en un retorno a su divisa
nacional. Paradójicamente, las encuestas ya conceden un escaño en
el Bundestag a Alternativa por Alemania, formado por académicos
próximos a la democracia cristiana. Y otras voces, como la del
histórico dirigente de izquierdas Oskar Lafontaine, se han sumado a
la de esta formación, señalando las ventajas de una reintroducción
de las divisas nacionales.
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